CRISIS DE REPRESENTACIÓN, CHAPULINES Y LAS CHANCLAS- La columna de Uriel Flores Aguayo. @UrielFA




CRISIS DE REPRESENTACIÓN, CHAPULINES Y LAS CHANCLAS 

Uriel Flores Aguayo

Parte importante de la baja calidad de la democracia mexicana, rasgo que incluye a Veracruz y a Xalapa, es la crisis de representación de los órganos legislativos y de los partidos políticos; el sistema de partidos ha derivado en una especie de partidocracia, con organismos cerrados, de auto consumo y ajenos a los problemas de los ciudadanos; una tímida y muy pronto deformada salida es la de las candidaturas independientes que llevara un buen tiempo para consolidarse y volverse alternativa a las burocracias partidarias. Igual de grave o peor es la muy precaria representación que se ejerce a través de los congresos, cuyo papel como otro poder deja mucho que desear y prácticamente sigue agendas propias y lejanas a los ciudadanos.

El caso Veracruz en materia del poder legislativo es entre vergonzoso y patético, ilustrativo de todo lo que no se debe hacer. Demos por descontado que su papel ha sido casi invariablemente de comparsa del poder Ejecutivo, renunciando a su función dentro de la democracia, la división de poderes y el Estado de Derecho; eso es obvio y lo pagamos todos los veracruzanos; lo peor es la indigna labor que les asignan de voceros de los secretarios de despacho, a quienes defienden sin pudor alguno; también hacen asistencialismo en competencia con el DIF repartiendo despensas y útiles escolares, sin rubor, sin ocultarse, al contrario, ostentandolo con la máxima publicidad. 

En nuestra tradición los diputados son los menos valorados dentro del sistema político, en las encuestas están muy abajo de la lista de personajes públicos, incluso abajo de los policías; de entrada, ellos mismos se devalúan al creer y fungir como correa de transmisión del ejecutivo; los ciudadanos los ven muy lejanos o de plano no los ven nunca; hay toda una mala costumbre de no regresar después de ser electos. Se ha prostituido la función del diputado, no se concibe como representante popular y la gente tampoco los ve así. Es muy común que abandonen el cargo sin justificación, convirtiéndose en los llamados "chapulines", es decir, son electos para ocupar el cargo y de pronto, con el argumento que sea piden licencia y se van a otro puesto o a otras candidaturas, en una muestra concreta de desprecio por la posición que los electores les dieron; para ellos el cargo equivale a una chancla que pueden tirar en todo momento.

El ciudadano elige a sus gobernantes, y estos aveces consultaran o nunca, depende de los temas; esas son sus autoridades que aplicaran políticas, programas y presupuestos. Una ves electos quedan escasos instrumentos para exigirles cuentas; hay algunos pero son formales y poco eficaces. El órgano de representación por excelencia es el poder legislativo, el que actualiza la división de poderes, el que controla al ejecutivo y da voz a los ciudadanos; el congreso delibera, consulta, expone y da cauce a los procesos de participación ciudadana; es fundamental en la vida democrática y como expresión de la voluntad popular. Por eso es tan importante, por eso se requieren diputados íntegros, que no solo representen a sus partidos, sino al pueblo; se necesitan diputados independientes, muy claros de su compromiso primigenio con la ciudadanía. El diputado debe legislar y ser gestor, debe estar en contacto permanente, por todos los medios posibles, con sus electores; debe darles cuentas, debe escucharlos. Por eso son tan mal vistos los legisladores que se retiran del puesto, que desprecian a sus representados; o lo que es peor, que no saben para que fueron electos. Es el colmo que todavía haya diputados que se presenten como legisladores del Gobernador, que no lo oculten siquiera.

Siendo uno de los problemas principales el de la corrupción para mi todavía tiene mas nivel de importancia la elección libre, la voluntad popular; para mi ahí se funda toda la vida publica; una elección con fraude es el origen de la corrupción y la inseguridad. En tal sentido se hace fundamental el respeto al sufragio, elecciones limpias, el escrupuloso respeto a la pluralidad. No hay de otra para salir de la crisis de representación mas que elegir a diputados con autonomía, que vean en los partidos un medio y se ratifiquen en una autentica representación de la gente. Lo contrario es la simulación que no justifica ni siquiera el pretexto ideológico.

Recadito: Busco votos por mi y por las fuerzas políticas que me apoyan.
 



 

DOS ESTAMPAS EN NUESTRO ENTORNO

Uriel Flores Aguayo

Me llaman la atención algunas realidades problemáticas de Xalapa, de las más notables e influyentes en la vida cotidiana; de ellas me detengo en dos, la actuación de la policía preventiva y el sistema de transporte público. Vuelvo sobre temas recurrentes, cuya problemática nos afecta en exceso pero no adquiere centralidad en su análisis y consideración; me refiero a que es de tal magnitud el peso en nuestro día-día de esos asuntos que se pensaría que se habla mucho de ellos, que se estudian y se buscan superar en sus aspectos más negativos; pero no, se padecen con resignación, se dejan pasar, no es bandera ciudadana ni puntos sobresalientes en la agenda de las autoridades.

La seguridad en Xalapa deja mucho que desear, los desplantes de la policía no se traducen en tranquilidad ni en confianza ciudadana. A pesar de ser la capital del estado continúa siendo un lugar inseguro, con hechos delictivos poco vistos en nuestra historia. La estrategia policial se mantuvo contra cualquier crítica, siendo claramente ineficaz y de oropel. Se sostienen retenes absurdos que afectan la circulación y no sirven para los fines que los justifican; siguen las caravanas de patrullas con efectivos policiales enmascarados y exhibiendo armas pesadas con las que apuntan a la gente; los policías viales, dirigiendo el tráfico con armas largas, son el resumen acabado de una muy extraña política de seguridad pública. No se observaron ajustes a esas formas curiosas y claramente inefectivas. Siendo así, continúa lo mismo, las formas simuladoras y excluyentes.

Es mucho dinero lo que se ha destinado a la seguridad, sobre todo de recursos federales, sin que se traduzca en una policía de evidencia profesional y de rápida acción al llamado ciudadano; con pesar se observa que la labor policial está enmarcada en obvias formas de simulación, de unas prácticas ociosas, con imágenes que asemejan la guerra. Las curiosas actuaciones policiales como de conflicto bélico generan miedo y rechazó social; deberían haberlo advertido los encargados de estas áreas de acción pública. Sin seguridad no hay gobierno y la sociedad se va animando a expresarse, a exigir cuentas al respecto.

Contamos con un sistema de transporte desordenado, agresivo e impropio de una ciudad con la historia y el tamaño de Xalapa; el numero de los camiones urbanos no obedecen a alguna planeación que refleje las necesidades de la ciudad, son resultado, en general, de favores políticos y líneas clientelares; por supuesto que no respetan ley alguna, hacen lo que quieren: contaminan, circulan en calles prohibidas, juegan por el pasaje y tampoco fomentan condiciones de seguridad y buen ambiente. En las estrechas y accidentadas calles de Xalapa, circulan camiones en mal estado y en dimensiones desproporcionadas, generando mil problemas vinculantes con autoridades omisas e incompetentes.

Los taxis son tema aparte, con una cantidad cercana a las once mil unidades en la zona metropolitana están creando una bomba de tiempo; es una imagen casi apocalíptica observar filas de taxis por todos lados, como preocupante que hagan sitios en lugares que corresponden a su iniciativa y no a algún tipo de planeación. En unos años, tal vez ocho, repartieron tantas concesiones como habían llevado unos  treinta años, creando problemas de todo tipo. En esa política irracional está un símbolo fino y definitivo del fracaso de esta administración; ante una sistemática y corrupta política de transporte en taxis queda hacer algo urgente y renovador vía el control vial estratégico, el reglamento y en la mayoría de los casos, la voluntad de los interesados.

Se habla de venta de concesiones, lo afirman participantes, en montos que van  de 50 a 80 mil; de ser así, estamos hablando de un negocio millonario que asciende a, por lo menos, unos cien millones de pesos; todo a costa de nuestra tranquilidad y mejor condición de vida. Con esas ganancias son peligrosos, pueden hacer cualquier cosa en aras de no abrir la caja oscura que representa su negocio. Esta en nosotros en todo momento pero especialmente en los procesos electorales tomar las decisiones correctas para no permitir más atentados a nuestra historia, a nuestra forma de vida y al futuro inmediato.

Ufa.1959@gmail.com

Recadito: Con la palabra que sea se abre paso la candidatura de la unidad opositora.





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