Sin
tacto
Por
Sergio González Levet
Campañas
y sexo
“Querida Tity:
“Me vas a tener que perdonar, pero he andado
muy atareada por culpa de las campañas políticas, y por eso no te había mandado
ni un saludo. Hoy por fin me hice un lugarcito en mi atareada agenda (je je) y
me dije: tengo que escribirle largo y tendido a mi mejor amiga, así que no voy
a levantarme de la silla ni a contestar llamadas o mensajes en el celular ni a
hacerle caso a la Darling (bueno, la
muchacha que nos ayuda en realidad se llama Rupertina, pero prefiero llamarla
con un nombre más chic, como que le da más caché a la casa)… ¿En qué me
quedé?... Ah, sí: te decía que finalmente tuve un tiempo para escribirte y te
voy a hacer una carta larga, para compensar tantos días sin comunicarnos y sin
platicar sabroso.
“Te voy a contar algo que te vas a caer del
asombro, así que siéntate. Ya te adelanté un poco cuando te dije que ando muy
ocupada por culpa de las elecciones. Tiene que ver con los votos… pero también
con el sexo. Mira bien que no haya nadie cerca de ti, porque lo que te voy a
contar es muy íntimo, y solamente te lo platico porque eres mi mejor amiga, y
porque a alguien se lo tengo que decir, o se me va a salir del cuerpo y me va a
soltar la lengua ante alguien que no merece mi confianza. Agárrate, Tity:
fíjate que Juan, mi marido, se ha vuelto un verdadero tigre en la cama, y qué
digo en la cama, también en el baño, en el pasillo, en la cocina, en la
cochera. Tiene unas semanas que no se puede contener, y apenas me ve me pide
que lo “hagamos”, y eso sucede hasta tres o cuatro veces al día.
“Yo de principio encantada, pero con el paso
de los días me fui preocupando, hasta que le pregunté a Juan que qué le pasaba.
Él me dio su explicación, medio jalada de los pelos, pero terminé por creerle.
¿Tú crees que dice que es por la campaña? Sííí, me juró y me perjuró que como
anda muy cerca de la candidata, pues se le ha cargado mucho el trabajo y tiene
muchas presiones, y dice que la única (¡y más sabrosa!, ji ji) forma que tiene
de bajar la presión es teniendo sexo conmigo (ni modo que con otra, ya ves cómo
soy de celosa). Así que en la chamba le dicen: Juan necesitamos conseguir más
votos en la seccional fulana, hay que convencer al líder de la colonia mengana,
necesitamos bajar la propaganda del candidato perengano, y él siente como que le
están echando una montaña en la espalda. La verdad es que el pobre llega
agobiado, agotado… pero apenas me ve (tu amiga, nada tonta, se pone para
esperarlo unos modelitos bastante atrevidos) le cambia la expresión, revive, y
de inmediato se me echa encima. Y eso no para hasta que la noche ya está muy
adelantada.
“¿Te imaginas que así fueran nuestros maridos
siempre? Por eso yo digo:
¡”Benditas campañas!”
“Bueno, Tity, ya me alargué mucho pero te
conté lo más interesante. Y te dejo porque está llegando mi marido, y…
“¡Y viene de un mitin que se puso muy difícil!”
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