HORA
LIBRE
Álvaro Belin Andrade
En
las malas se conoce a los amigos
El tema de las agresiones y amenazas
contra los comunicadores en Veracruz es cada vez más sensible y visible en los
ámbitos nacional e internacional. Manuel Rosete y un servidor acabamos de ser
objeto de intentos por acallar nuestra labor periodística, por impedir más
denuncias documentadas en contra de un funcionario menor que, en este espacio y
en la columna Apuntes de mi colega,
han encontrado un necesario foro.
De inmediato hicimos
la denuncia y la petición al gobernador Javier Duarte de Ochoa para que domeñara
los ímpetus represivos de su colaborador Fernando Arteaga Aponte, director de
una dependencia educativa, CECyTEV, que él ha manejado con ánimo
patrimonialista. No ahondaré en el tema que se encuentra disponible si se
revisan nuestras colaboraciones alusivas al abuso cometido por él y sus
cercanos colaboradores.
Lo destacado ha sido
la respuesta solidaria de cientos de personas, entre funcionarios del propio
gobierno duartista (incluida Namiko Matzumoto Benítez, secretaria técnica de la
Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, quien nos ofreció
el apoyo de ese órgano) y colegas del gremio. A nivel nacional, también ha
habido una preocupación latente sobre el caso.
La mayoría se ha hecho
eco de nuestra carta al gobernador Javier Duarte con nuestra petición de que se
desactiven las amenazas; han difundido el texto y han hecho llegar su
solidaridad y su preocupación.
Extraña (y duele), sin
embargo, el caso de un amigo periodista que este miércoles, en su portal, abrió
de inmediato los micrófonos al inculpado, casi al mismo tiempo en que difundía
nuestra denuncia. En el texto de la nota, Fernando Arteaga Aponte niega, por
supuesto, haber incurrido en el exabrupto, como si en su respuesta hubiera la
posibilidad remota de que reconociera sus intenciones.
Lo más grave es que se
dio cabida a una descalificación de nuestro dicho y una declaración que nos señala
de infames y calumniosos.
“Me estoy enterando y
es una total infamia lo que están tratando de hacer creer a la gente, soy persona
sería que jamas me atrevería hacerle daño a nadie, y menos a personas que de
una u otra forma , han tratado de difamarme”
(Se cita textualmente).
Todos los periodistas,
incluso aquellos que no publican denuncias documentadas sobre la mala actuación
de funcionarios o particulares, estamos expuestos a sufrir amenazas o
agresiones físicas. Lo menos que podemos hacer es solidarizarnos con quienes son
víctimas de intimidaciones o agresiones.
La lógica de la
defensa al agresor es misteriosa y oscura.
No hay respuesta
sincera cuando se trata de estos casos. Ya imagino una entrevista al alcalde de
Coatepec, señalado del asesinato de su tesorero municipal, contestar
afirmativamente a la pregunta de si son ciertas las imputaciones. El problema
es darle espacio a quienes deberíamos señalar como agresores.
La
deuda que carga cada mexicano
Que el Producto Interno Bruto (PIB) del
país haya crecido el equivalente de un tercio de lo que creció la deuda pública
nacional ya debe preocuparnos, pero que en el presente gobierno la deuda
signifique que cada uno de los mexicanos
(incluyendo recién nacidos) deba 56 mil
300 pesos, en momentos en que los precios internacionales del petróleo se
mantienen en el nivel más bajo, la baja en los ingresos fiscales haya obligado
a cercenar el presupuesto 2015, el dólar haya rebasado los 15 pesos por unidad
y las remesas de mexicanos experimenten uno de sus peores momentos, eso sí que
es de preocuparse.
Lo
que la organización México ¿Cómo Vamos?
revela en su Semáforo Económico es
preocupante por el ritmo de endeudamiento adoptado por el gobierno de Enrique
Peña Nieto: al cierre de 2014, la deuda pasó de 5.9 a 6.9 billones de pesos, un
crecimiento del 15 por ciento.
Este
organismo señala que “si bien la deuda todavía no es alta en comparación con
otros países desarrollados, los cuales llegan a deber cantidades de hasta dos
veces el total de su PIB, lo que resalta en México es la rapidez con la que la
deuda se incrementa”.
Y,
para colmo, el dato se refiere exclusivamente a la deuda nacional. Ya veremos
el tamaño del añadido por cada estado de acuerdo con la denominada deuda
subnacional que, en los casos de estados como Coahuila, Chihuahua y Veracruz
(por citar solo algunos), llega a significar un valor agregado significativo.
Según
el estudio señalado, cada trimestre la
deuda por mexicano se incrementa en un monto promedio de 1 mil 400 pesos;
de esa manera, mientras que al inicio del sexenio debía cada uno 43 mil 300
pesos, hoy el monto es de 56 mil 300. Agregue usted la deuda per cápita en cada
estado para que alimente su pesimismo. Ahora, multiplique esa cantidad por el
número de integrantes de una familia típica (5 miembros), podríamos decir que a
finales de este año la deuda familiar será muy cercana a los 300 mil pesos.
También
precisa que la deuda federal ha tenido tasas de incremento de 11.9 por ciento,
mientras que el PIB en pesos corrientes ha crecido en promedio a solo 4.4 por
ciento. Por eso, académicos y expertos de México
¿Cómo Vamos? estiman que el gobierno debe eficientar su forma de gastar y
contener el crecimiento de la deuda.
Veracruz
no canta mal las rancheras
Según datos de la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público, la deuda de los gobiernos locales creció 1.4 por ciento
respecto al cierre de 2013, y 10.5 por ciento en relación a junio del año
pasado, cuando la deuda frisaba los 443 mil millones. Tal monto significa nada
menos que el 3.0 por ciento del Producto Interno Bruto estatal, apenas por el
debajo del 3.1% reportado en diciembre del año pasado.
¿Cuáles
son las entidades más endeudadas
hasta junio de 2014? En primer lugar, el Distrito
Federal, con 61 mil 402.8 millones de pesos, seguido por Nuevo León, con 58 mil 443.9 millones
de pesos; Chihuahua, con 41 mil
603.1 millones de pesos; Veracruz,
con 40 mil 767.4 millones de pesos, y el Estado
de México, con 39 mil 124.1 millones de pesos.
En
conjunto, las cinco entidades federativas sumaron 241 mil 341.4 millones de
pesos, que representa el 49.28 por ciento del total de la deuda local al cierre
del primer semestre de 2014.
Si
hiciéramos un ejercicio similar al realizado por México ¿Cómo Vamos?, para
calcular el nivel de endeudamiento de cada
uno de los 7 millones 644 mil veracruzanos, tendríamos que la deuda pública
estatal nos pone con una deuda per cápita de 5 mil 300 pesos.
Sumada a la deuda per
cápita nacional, resultaría que cada veracruzano debe 61 mil 600 pesos. Una familia de cinco cargaría sobre sus hombros más
de 308 mil pesos, una cantidad que le daría una vivienda digna.